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Florence Lawrence: inventora de los intermitentes y la luz de freno

Se dice de Florence Lawrence que fue la primera gran estrella del cine, allá por principios del siglo XX. Pero también gracias a ella ahora disponemos de dos sistemas que ahorra muchos sustos al volante: los intermitentes y la luz de freno.

¿Quién fue Florence Lawrence?

Nacida en Hamilton, Canadá, con el nombre Florence Annie Bridgwood; hija de un fabricante de carruajes y de actriz vodevil Charlotte Bridgwood (apodada Lotta Lawrence y curiosamente la persona que patentó el limpiaparabrisas eléctrico).

Desde muy pequeña, y tras fallecer su padre, se unió a la compañía de teatro dirigida por su madre. Tras muchos años y varios traslados de ciudad, decide probar suerte en los teatros de Broadway y, posteriormente, en el cine mudo de mano de los estudios Biograph, Allí es donde comienza su fama y se gana el apodo de “Biograph girl”, aunque también trabajó en Independent Moving Pictures Company, Lubin Studios, Victor Film Company y Metro-Goldwyn-Mayer Studios.

Florence Lawrence seguramente sea la primera estrella mundial de cine. No sólo grabó unas 280 películas, sino que llegó a ganar unos 500 dólares mensuales en una época en la que un trabajador de campo ganaba unos 30. Su gran fortuna le vino muy bien para financiar su otra gran pasión: los coches.

Florence Lawrence y su pasión por los coches

A Florence Lawrence le maravillaban los coches y la conducción. No sólo adquirió y conducía varios, sino que, a base de usarlos y desplazarse con ellos, pudo conocer sus carencias y modificarlos para solventarlas. Fue alrededor de 1914 cuando decidió incluir un artefacto en el paragolpes trasero. Consistían en una especie de brazos con un banderín que se extendían indicando hacia dónde se iba a girar cuando el conductor pulsaba uno u otro botón. En el caso de pisar el freno, se desplegaba una señal de “STOP”.


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La mala suerte fue que Florence Lawrence no llegó a patentar estos inventos, ya que no se consideraba inventora y, tras un incendio en los estudios en los que trabaja que la dejaron gravemente herida, se vio obligada a retirarse durante un tiempo del mundo de la actuación mientras duraba su recuperación. Cuando intentó volver, sólo consiguió papeles de actriz de reparto. Sus malas circunstancias personales (pasó por tres matrimonios fracasados y con maltratos) y sociales (el Crack de la Bolsa, la Gran Depresión) desembocaron en su ruina. Sus últimos años estuvieron marcados por la depresión y osteomielofibrosis. El 28 de diciembre de 1938 llegaba el fin de su vida, con 50 años, por envenenamiento en su casa de Beverly Hills. Tan solo un año después, los fabricantes de vehículos comenzaban a incluir los indicadores de dirección.

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